EL RINCÓN LITERARIO



Mi Última Lección
Querido alumno:

Para ser feliz no importa lo que el mundo te ofrezca,
sino lo que tú puedas ofrecer,
porque todo lo que se da regresa.

Al final no te llevarás lo que has guardado,
sólo se irá contigo lo que has hecho en favor
de los demás; es decir, lo que has dado
nunca te quejes, la vida no es fácil,
camino sin piedra no es camino,
no te compares con nadie, mídete contigo mismo;
es la única manera segura de avanzar.

La humildad es una virtud maravillosa,
casi inalcanzable, pero no imposible
con los años aprenderás que son los atajos
los que alargan el camino, que la ruta más rápida
y segura es la que ya conoces, que nada es gratis en la vida
que todo debes ganártelo o merecerlo
que ser útil es mejor que ser importante.

Aprende a dominar tus iras
se tolerante, cuántas veces lo serán contigo
jamás agredas, no olvides lo que dijo el poeta:
“El golpe daña más al que lo da, que al que lo recibe”
estira la mano sólo para dar o ayudar
quiere a tus parientes y amigos con todos sus defectos
o correrás el riesgo de quedarte sólo porque
el ser perfecto no existe y acostúmbrate a escuchar;
los consejos no se discuten, se agradecen.
Recuerda que la belleza es fugaz,
que el poder es circunstancial y que la riqueza es ajena
que a fin de cuentas, sólo es tuyo lo que consumes
que por más dinero que tengas, no serás mejor,
no sabrás más, ni serás más bueno
ni siquiera podrás comer o dormir más que cualquier mendigo.

En todos los actos de tu vida trata de ser justo,
piensa en los demás; deja que tu corazón cumpla con su deber,
su destino es querer;
por lo menos eso pensamos los maestros.

Aprende a valorar el amor que te dan,
siendo poco, tal vez sea lo máximo que puedan ofrecerte
no todos tenemos la misma capacidad de sentir y de dar
dichoso tú si puedes hacer feliz al ser que amas.

Cada vez que sientas ternura por los tuyos no te contengas
todos tenemos una necesidad increíble de cariño
sea cual fuere tu edad, ten tus cosas en orden;

enseña a vivir con amor a tu familia, si están alejados

o resentidos, perdónense, nunca es tarde. La vida es tan corta.

Quiéranse mucho, ahora que pueden hacerlo

,
que están presentes, que es físicamente posible


recuerda hijo, que mañana si no los aparta la vida, lo hará la muerte


ojalá que estas líneas te ayuden a vivir mejor.


Hasta siempre tu maestro.


autor: Hugo Almanza






¿Que Experiencia? 


La redacción que sigue fue escrita por un candidato en una selección de personal en Volkswagen; la persona fue aceptada y su texto está haciendo furor en Internet por su creatividad y sensibilidad. 


1. Ya hice cosquillas a mi hermana sólo para que dejara de llorar, ya me quemé jugando con una vela, ya hice un globo con el chicle y se me pegó en toda la cara, ya hablé con el espejo, ya jugué a ser brujo. 


2. Ya quise ser astronauta, violinista, mago, cazador, y trapecista, ya me escondí atrás de la cortina y dejé olvidados los pies afuera, ya corrí por el timbre del teléfono, ya estuve bajo la ducha hasta hacerme pis. 

3. Ya robé un beso, confundí los sentimientos, tomé un camino errado y sigo andando en lo desconocido. 

4. Ya raspé el fondo de la olla donde se cocinó la crema, ya me corté al afeitarme muy apurado y lloré al escuchar determinada música en el ómnibus. 

5. Ya traté de olvidar a algunas personas y descubrí que son las más difíciles de olvidar. 

6. Ya subí a escondidas a la azotea para agarrar estrellas, ya subí a un árbol para robar fruta, ya me caí por una escalera. 

7. Ya hice juramentos eternos, escribí el muro de la escuela y lloré sentado solo en el piso del baño por algo que me pasaba, ya huí de mi casa para siempre y volví al instante siguiente. 

8. Ya corrí para no dejar a alguien llorando, ya quedé solo en medio de mil personas sintiendo la falta de una sola.

9. Ya vi ponerse el sol y cambiar al rosado y al anaranjado, ya me tiré a la piscina y no quise salir más, ya tomé whisky hasta sentir mis labios dormidos, ya miré la ciudad desde arriba y ni aún así encontré mi lugar.

10. Ya sentí miedo de la oscuridad, ya temblé por los nervios, ya casi morí de amor y renací nuevamente para ver la sonrisa de alguien especial, ya desperté en medio de la noche y sentí miedo de levantarme. 

11. Ya aposté a correr descalzo por la calle, grité de felicidad, robé rosas en un enorme jardín ya me enamoré y creí que era para siempre, pero era un "para siempre" por la mitad. 

12. Ya me acosté en el pasto hasta la madrugada y vi cambiar la luna por el sol, ya lloré por ver amigos partir y luego descubrí que llegaron otros nuevos y que la vida es un ir y venir permanente. 

Fueron tantas cosas que hice, tantos momentos fotografiados por la lente de la emoción y guardados en ese baúl llamado corazón. Ahora un formulario me pregunta, me grita desde el papel: "¿Cuál es su experiencia?" Esa pregunta hizo eco en mi cerebro: experiencia... experiencia... ¿Será que cultivar sonrisas es experiencia? No, tal vez ellos no saben todavía ver los sueños. Ahora me gustaría preguntarle al que redactó el formulario: ¿Experiencia? ¿Quién la tiene, si a cada momento todo se renueva?



La suma de muchísimos ayeres, forma mi pasado. 
Mi pasado se compone de recuerdos alegres, tristes...
Algunos están fotografiados y ahora son cartulinas donde me veo pequeña,
.El día de ayer pudo haber sido un hermoso día, pero....
 
no puedo avanzar mirando constantemente hacia atrás,
corro el riesgo de no ver los rostros de los que marchan a mi lado.
Puede ser que el día de mañana amanezca aun más hermoso
pero no puedo avanzar mirando solo el horizonte,
corro el riesgo de no ver el paisaje que se abre a mi alrededor.
Por eso, yo prefiero el día de hoy.
Me gusta pisarlo con fuerza, gozar su sol o estremecerme con su frío,
sentir
 
Sé que es muy breve, que pronto pasará,
que no voy a poder modificarlo luego, ni pasarlo en limpio.
 
Como tampoco puedo planificar demasiado el día de mañana
es un lugar que todavía no existe.
Ayer fui.
Mañana, seré.
Hoy, soy.
Por eso:
Hoy, te digo que te quiero, te quiero.
Hoy, te escucho.
Hoy, te pido disculpas por mis errores.
Hoy, te ayudo.
Hoy estoy 
Hoy, comparto lo que tengo
sin guardarme ninguna palabra para mañana.
Porque hoy respiro, veo, pienso, oigo, sufro,
huelo, lloro, trabajo, toco, río, amo.
Hoy.
 
Hoy estoy viva. 
Como tú.
Hoy puedo decir
que tengo más fuerzas para seguir.
Hoy es el día
Un día como no lo hubo
y como no lo habrá.


El mundo
Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo.
A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos.
- El mundo es eso - reveló -. Un montón de gente, un mar de fueguitos.
Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende.
El Libro de los Abrazos- Eduardo Galeano
Y tú, ¿qué tipo de fuego eres? Vive tu vida con pasión y enciende a los que estén cerca de tí.


No puedo darte soluciones
para todos los problemas de la vida,
ni tengo respuesta
para tus dudas o temores,
pero puedo escucharte
y compartirlo contigo.
No puedo cambiar
tu pasado ni tu futuro.
Pero cuando me necesites
estaré junto a ti.
No puedo evitar que tropieces.
Solamente puedo ofrecerte mi mano
para que te sujetes y no caigas.
Tus alegrías.
tus triunfos y tus éxitos
no son míos.
pero disfruto sinceramente
cuando te veo feliz.
No juzgo las decisiones
que tomes en la vida.
me limito a apoyarte
a estimularte
y a ayudarte si me lo pides.
No puedo trazarte límites
dentro de los cuales debes actuar,
Pero sí te ofrezco ese espacio
necesario para crecer.
No puedo evitar tu sufrimiento
cuando alguna pena
te parta el corazón,
Pero puedo llorar contigo
y recoger los pedazos
para armarlo de nuevo.
No puedo decirte quien eres
ni quien deberías ser.
Solamente puedo
amarte como eres
y ser tu amigo.
Jorge Luis Borges

Me gusta la gente que vibra, que no hay que empujarla, que no hay que decirle que haga las cosas, sino que sabe lo que hay que hacer y que lo hace. Me gusta la gente con capacidad para medir las consecuencias de sus acciones, la gente que no deja las soluciones al azar. Me gusta la gente justa con su gente y consigo misma, pero que no pierda de vista que somos humanos y nos podemos equivocar. Me gusta la gente que piensa que el trabajo en equipo entre amigos, produce más que los caóticos esfuerzos individuales. Me gusta la gente que sabe la importancia de la alegría.Me gusta la gente sincera y franca, capaz de oponerse con argumentos serenos y razonables a las decisiones de un jefe. Me gusta la gente de criterio, la que no traga entero, la que no se avergüenza de reconocer que no sabe algo o que se equivocó. Me gusta la gente que, al aceptar sus errores, se esfuerza genuinamente por no volver a cometerlos. Me gusta la gente capaz de criticarme constructivamente y de frente, a éstos les llamo mis amigos. Me gusta la gente fiel y persistente, que no desfallece cuando de alcanzar objetivos e ideas se trata. Con gente como ésa, me comprometo a lo que sea, ya que con haber tenido esa gente a mi lado me doy por bien retribuido.





Esta es la historia de un muchachito que tenía muy mal carácter. Su padre le dio una bolsa de clavos y le dijo que cada vez que perdiera la paciencia, debería clavar un clavo detrás de la puerta.
El primer día, el muchacho clavo 37 clavos detrás de la puerta. Las semanas que siguieron, a medida que el aprendía a controlar su carácter, clavaba cada vez menos clavos detrás de la puerta. Descubrió que era más fácil controlar su mal humor que clavar clavos detrás de la puerta.
Llegó el día en que pudo controlar su carácter durante todo el día. Después de informar a su padre, este le sugirió que retirara un clavo cada día que lograra controlar su carácter.
Los días pasaron y el joven pudo finalmente anunciar a su padre que no quedaban más clavos para retirar de la puerta.
Su padre lo tomó de la mano y lo llevó hasta la puerta. Le dijo:
- Has trabajado duro, hijo mío, pero mira todos esos hoyos, daños y cicatrices en la puerta. Nunca más será la misma. Cada vez que tú pierdes la paciencia, dejas cicatrices exactamente como las que aquí ves.
Tú puedes insultar a alguien y retirar lo dicho, pero del modo como se lo digas lo devastará, y la cicatriz perdurará para siempre en su corazón. Una ofensa verbal es tan dañina como una ofensa física.





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